LAS HERIDAS QUE NO HAN SANADO
- mamatribudoula
- 1 dic 2017
- 2 Min. de lectura
Cuando crees que tu duelo ya pasó, y de golpe te das cuento de lo mucho que sigue doliéndote. Y esa ha sido esta semana mi cruda realidad. Darme de cara con ese dolor que creía que ya no habitaba en mí.

La semana pasada acudí a una charla sobre un nuevo embarazo tras una pérdida. Iba decidida a poder compartir mi experiencia y dar un poco de luz y esperanza a esas familias que volvían a la carga tras su pérdida.
Hace muchos meses que casi ni pensaba en mis pérdidas, podía hablar sobre ello sin problema. Me sentía con las heridas sanadas, sentía que mi duelo por mis bebés no nacidos había finalizado.
Pero resultó no ser así.
Cuando empecé a hablar, un dolor profundo se apoderó de mi. Me dolía tanto que no pude evitar llorar. Sentía una tristeza enorme. Todos los recuerdos, todas las idas a urgencias, todas las ecografias, todas esas frases : se ha parada… todo eso empezó a surgir de el lugar donde se hallaba escondido. El dolor volvió a emergir de las profundidades de mi alma.
Salí de allí echa polvo emocionalmente. Mi cabeza iba a mil por hora. Todos los recuerdos me golpeaban una y otra vez. Sólo me apetecía llorar.
En cuanto me reencontré con mis hijas y mi pareja, las aguas se apaciguaron. Y parace que el dolor se calmó un poco. La tormenta que habitaba en mi desde hacía un par de horas iba remitiendo.
Aún así, me fui a la cama revuelta. En mi mente estaban mis cuatro luces, aquellas que tube en mis entrañas pero que nunca tube entre mis brazos. Mis cuatro estrellas, las que llevo tatuadas en mi cuerpo, para que siempre estén junto a mí.
Toda esa marabunda de sensaciones se ha calmado, mucho. Pero he sido consciente de la dura realidad. Y es que mis pérdidas me siguen doliendo. Mis heridas siguen abiertas. El duelo no ha finalizado.
Debo seguir adelante con mi vida, como he hecho hasta ahora. Pero debo aceptad que hay cosas que por mucho que quiera esconderlas en lo más profundo de mi ser, siguen allí. Recordándome lo que podría haber sido y no fué. Lo que me atravesó el corazón de dolor y me dejó tocada, quizás para siempre. Tocada, ero no hundida.
Me toca seguir trabajando para sanar esas heridas y así poder poner un punto y final a este duelo.
Comments