Como una mesa a la que le falta una pata. Coja, así me siento yo estos días.
Dejé que mi hija mayor se fuera al pueblo unos días al pueblo con los abuelos. Pensando en ella siempre, ya que sabíamos que allí iba a disfrutar. Sería la reina de la casa ya que estarían todos por ella.
Yo ya sabía que la echaría muchísimo de menos, pero eso no importa, ella y su felicidad es lo primero.
Así que se fue.

Hemos hablado todos los días por teléfono, nos mandamos audios y fotos, y me explica como se lo está pasando. Sus abuelos y bisabuelos la miman a más no poder, así que ella está encantada.
Pero yo… ay amigo… que mal lo llevo!
Los primeros días, aunque la echaba de menos, era llevadero. Aproveché el tiempo al máximo con la pequeña de casa. Y respiré la tranquilidad que da tener a una sola. Tranquilidad a medias , porque la peque es un auténtico torbellino. Pero si no está su hermana es más llevadera.
Ella también la echa de menos, y cuando la tiene al teléfono la llama insistentemente. La busca por casa, y la nombra cada dos por tres.
Han ido pasando los días, y el agujero que siento en mi interior cada vez se hace más grande. Nunca se me ha dado bien separarme de mis hijas, lo reconozco. Y su ausencia me pesa cada día más.
Cuando hablo con ella me muestro contenta y feliz, y le digo cuanto la quiero, y le pregunto para que me expliqué todo lo que está haciendo en el pueblo.
Y cuando cuelgo, me quedo triste. Siento ese vacío que deja ella. Y es enorme, porque ella es grande, muy grande.
Hoy o mañana debían volver a casa, pero la cosa pareció ayer que se complicaba un poco. No sabía cuando podrían volver, o si tendríamos que ir nosotros a por ella. En ese momento me entró un bajón tremendo, y angustia, mucha, de no saber cuando la vería.
Por suerte todo se ha solucionado y el viernes podré achucharla bien fuerte.
Y a partir del viernes la casa volverá a ser una locura, con las dos niñas juntas. Pero me encanta esa locura, la necesito. necesito a mis pollitos cerca mío.
Y se que en cuanto se peleen, o no me dejen tranquila ni para ir al baño, me cabrearé y les diré: con lo tranquila que estaba yo días atrás!
Esta semana una mamá bloguera que sigo hablaba de este tema en su blog también, y creo que es algo que nos pasa a todas las mamás, ni contigo ni sin ti.
Cuando están nos vuelven locas, pero cuando no están, como se las echa de menos!
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