Como mujer, en muchos momentos de mi vida, me he sentido más vulnerable. Sólo por el hecho de ser mujer.
En determinadas situaciones he podido sentir sobre mi el peso de la autoridad y el poder que se cree que tiene un hombre, sólo por eso, por ser hombre.
Mi pareja, cuando hablamos de este tema, siempre me dice lo mismo. Es nuestra responsabilidad, la de los padres, educar a nuestros hijos, para que el machismo, la violencia hacia las mujeres, desaparezca.
Si un gobierno, en pleno s. XXI tiene que hacer campañas publicitarias dirigidas a los adolescentes, advirtiendoles de que determinadas actitudes no son amor, muy mal vamos. No hemos avanzado nada.
Si un chico de 15 años le prohibe a su novia ponerse esa falda tan corta, o se enfada si habla con otro chico, o le controla el móvil… tenemos un grave problema. Significa que seguimos estancados en el machismo puro y duro. Y que nuestras niñas, las mujeres del futuro, siguen expuestas a ese peligro.
También a ellas hay que educarlas para que jamás permitan ser tratadas así. Para que se quieran, se valoren y se respeten. Y así poder empezar a frenar toda esta bola de mierda llamada machismo.
Si hecho la vista atrás y busco en mi memoria, me encuentro con varios episodios desagradables.
A mi, mi padre me enseñó a defenderme fisica y verbalmente.
Pero aún así tube que enfrentarme con capullos que se creían con el derecho de meterme mano, sólo por ser una chica joven.
Com el tío que me jodió una tarde de cine con las amigas, porque estubo toda la peli rozandome la pierna.
O al que en el tren quiso meterme mano por debajo de los abrigos. Un hombre trajeado y bien arreglado. Al que le llamé la atención sobre lo que me estaba haciendo, en un vagón repleto de gente. Le saqué los colores. Se levantó y se fué, ante la mirada de todo el mundo.
O al que una tarde que salía con las amigas de la discoteca y un gracioso le parecio que mi mini falda era motivo suficiente para levantármela en medio de la calle. El puñetazo que le di creo que no se le olvidará facilmente.
Y que triste es que por ser mujer tengas que ir defendiendote del abuso de los hombres.
Que triste es que yo no pueda salir a correr a las seis de la mañana porque no me siento segura.
Que triste que tenga que educar a mis hijas para que jamás permitan que un hombre se pase con ellas lo más mínimo. Que tenga que explicarles que su cuerpo es sólo suyo, que nadie tiene ningún derecho sobre él, sólo ellas.
Cuando empezará a cambiar todo esto?
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