Quizás el título os parezca un tanto chorra, pero es como me siento estos días. Hay momentos en que me digo: Yolanda para que se te esta yendo la olla por completo.
Os cuento.
Esta situación que nos ha tocado vivir, es para empezar, extraordinaria, en el sentido de que es algo que no hemos vivido nunca. Hubo generaciones pasadas que vivieron plagas y guerras que les situaron en algo parecido a lo que nosotros estamos viviendo. Pero las generaciones actuales, jamás nos habríamos imaginado pasar por esto.
Hemos visto muchas películas catastrofistas en las que media humanidad se extiende, por cambios del clima drásticos, plagas de muertos vivientes, virus letales… y cuando acababa la peli de turno nos quedábamos tan tranquilos, tras la seguridad que da el saber que todo es ciencia ficción.
Ay amigos, pero la realidad en ocasiones supera la ficción, y aquí estamos.
No quería escribir sobre el mal bicho este que nos está azotando. Para no caer en lo mismo de todos los días, el monotema.
Pero hace días que pienso mucho en ello. Yo no puedo quedarme en casa, mientras mis hijas están confinadas en casa con su padre, yo me veo en la obligación de venir a trabajar cada día. Estoy sola en la oficina. Me han dejado sola ante el peligro. Pero me lo estoy tomando como un reto personal.
Y aunque estoy desbordada de trabajo, eso no quita que me paso 8 horas sola en la oficina y que eso da para darle muchas vueltas a la cabeza.
Fijaros en una cosa. La raza humana ha tensado la cuerda con el planeta tierra hasta el máximo. Súperpoblación, contaminación, destrucción de los recursos naturales, guerras… realmente somos lo peor. No hemos sido capaces de cuidar de los nuestros ni de nuestro hogar, la tierra.
Y ella, harta de vernos en esta espiral de autodestrucción, que ha hecho? Mandarnos muchos avisos. Pero muchos eh! Y nosotros que somos muy soberbios, los hemos ignorado.
Fenómenos meteorológicos extremos, cada vez más a menudo. Lluvias torrenciales, terremotos, volcanes en erupción, sequías extremas, huracanes violentos…
Y nosotros seguimos como si nada.
Y ahora nos llega esto. Un virus que nos era desconocido, que se propaga como la pólvora, que no somos capaces de controlarlo, que ha matado miles de personas en todo el mundo, que no sabemos si mutará, cuál será el alcance real de su efecto. Un virus que nos obliga a estar confinados en casa, con miles de negocios cerrados, provocando una crisis económica estratosferica.
El mundo entero está afectado por ello. Todo cambiará.
Quizás la población mundial descenderá, quizás el planeta tierra se limpiará, se oxigenará. Quizás nuestros mares, y ríos, y bosques, respiraran aliviados. Quizás el clima se estabilizará, se limpiará la atmósfera.
Quizás el ser humano, aprenderá de sus errores. Y sólo quizás no volveremos a caer en los mismos de siempre.
Puede que aprendamos a vivir con menos, a ser felices con más de aquello que no se compra con dinero. Puede que aprendamos a darle valor a pasar más tiempo con nuestra gente, a aquellas pequeñas cosas cotidianas que nos pasaban inadvertidas.
A lo mejor entenderemos que el mundo, tal como lo conocíamos,tal como lo vivíamos, no es sostenible.
Quiero creer que esto pasará, que volveremos a ser libres, que saldremos al mundo dispuestos a cuidar de aquello y aquellos que nos rodean. Quiero creer que seremos mejores personas, que seremos más humanos, menos codiciosos.
Necesito pensar que todo esto tiene un sentido, una dirección, que todo lo que nos está tocando vivir, valga para algo. Que no quede en nada, que no sea solo un recuerdo, que sea un aprendizaje.
Y que esto llegue pronto. Que pase. Porque TODO IRÁ BIEN.