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SER MADRE NO ME HA DESTRUIDO LA VIDA

  • Foto del escritor: mamatribudoula
    mamatribudoula
  • 12 jul 2017
  • 3 Min. de lectura

Ser madre me ha cambiado la vida por completo.

Mis hijas han puesto mi mundo del revés y han hecho de nuestras vidas una aventura maravillosa.

La maternidad no es fácil, ya lo sabemos. No es un camino de rosas. Hay momentos realmente difíciles. Pero el inmenso amor hacia nuestros hijos lo alivia todo.

Cada etapa tiene sus cosas. Cuando son recién nacidos, en esos primeros meses hay bebés que nos lo ponen realmente difícil, llega un momento en que no sabes porque llora, te desesperas y te sientes impotente porque no sabes lo que le pasa ni sabes como calmarlo. Hay momentos en que incluso podemos llegar a llorar al grito de: que hago?!

Luego viene los (terribles) dos años, con sus rabietas, sus no a todo. Sus ganas de explorar que hacen que nos la lian día sí, día también. Paredes pintadas, botes de agua por el suelo, cosas rotas, todo lo que la mente de estos pequeños terremotos pueda imaginar.

Y el dormir? Uf, eso que es? Yo llevo 23 meses sin dormir una noche del tirón. Como ya he contado alguna vez, mi pequeña ha sido muy demandante con la teta, y las noches eran un suplicio. Mis ojeras y mi mal humor matutino daban fe de ello.

Después van creciendo, y de golpe me encuentro con que tengo una pre adolescente de casi nueve años que empieza a rebelarse contra el mundo. Porque esos pantalones no le quedan bien, este peinado no le gusta, no quiere ir a ese sitio porque se aburre, no quiere ordenar su habitación porque ella es feliz en ese caos,…

Y así es nuestro día a día. A veces plácido, y otras muy duro.

He llegado a llorar de impotencia por lo difícil que se me han hecho las cosas alguna vez.

Pero jamás he sentido el más mínimo arrepentimiento por ser madre. Nunca se me ha pasado por la cabeza que si no tuviera a mis hijas todo sería más fácil. Al contrario. Ellas son lo mejor que tenemos en nuestra vida, su padre y yo. Y todos los momentos duros los compensan ellas con creces. Cuando jugamos juntas, cuando nos abrazamos, cuando la mayor me cuenta sus cosas, cuando nos decimos cuanto nos queremos, cuando veo a la mayor cuidar de la pequeña, etc.

Cuando la hace cabrear es cuando me enfado, pero incluso estos momentos tienen su parte buena.

Es cierto que la economía de la casa se resiente, somos más a comer, a gastar. Luego paga colegios, guardería, uniformes, libros, excursiones… pero esto tampoco me resulta traumatico. Lo asumo de buena gana. No quiero que mis hijas vivan rodeadas de lujo, sino del amor de su familia. eso vale todo su peso en oro.

La vida en pareja también sale salpicada, es cierto. Las salidas nocturnas, las cenas románticas, el sexo, todo se puede ver alterado. Incluso la convivencia porque ahora tienes un bebé a tu cargo, vas más cansada, puede que haya alguna discrepancia en la manera de educar a los peques. Todo esto puede crear roces. Y para esto, lo mejor es calma, amor y diálogo.

A pesar de todo esto, me siento tan feliz de tener a mis hijas que no cambio por nada en el mundo el hecho de tenerlas en mi vida.

No siento que me esté perdiendo nada. No siento que haya tenido que renunciar a cosas importantes en mi vida por ellas. Al contrario.

Ser madre me ha hecho mejor persona. Y es un aprendizaje continuo. Es algo maravilloso. La mejor decisión de mi vida.

Ser madre no me ha destruido la vida, no se me ocurriría hacer nunca semejante afirmación.

 
 
 

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