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UNA MUERTE DIGNA

  • Foto del escritor: mamatribudoula
    mamatribudoula
  • 26 jul 2017
  • 3 Min. de lectura

Hace años adoptamos un perro, un precioso perro de agua español, de color marrón chocolate, precioso. Y le pusimos el nombre de Bug. Era un amor de perro. Uno más de la familia.

Un día empezó a hacer ruidos raros al respirar, como si tuviera algo en la garganta. Lo llevamos al veterinario, y tras muchas pruebas nos dieron el fatal resultado. Bug tenía un tumor del tamaño de una mandarina en el pulmón. Empezaron un tratamiento pero no daba ningún resultado positivo. Bug cada vez estaba más cansado, y más delgado. Así que el veterinario nos derivó a un hospital veterinario para probar otro tratamiento de quimioterapia experimental. El día que fui a visitarlo se me cayó el alma a los pies. Me dolía terriblemente verlo así, y saber que él estaba sufriendo.

Así que tras varios días de tratamiento, y más pruebas, nos dijeron que el cáncer avanzaba muy rápido y no se podía hacer nada más por él.

Nos lo llevamos a su veterinario y allí nos aconsejaron darle una muerte digna. Él sufría, estaba agotado, y a mi me dolía en el alma saber por lo que estaba pasando. Y con todo el dolor de nuestro corazón nos dispusimos a despedirnos de él para siempre, a dejarlo ir en paz.

Mi madre se quedó junto a él mientras lo sedaban, mientras se dormía, y mientras dejó de respirar. Se fue rodeado de amor, dulcemente, dejaba de sufrir.

En este caso os hablo de nuestro animal de compañía. Pero porque con las personas no puede ser igual?

Yo no entiendo de leyes, pero no me hace falta, me guio en este caso, por mis sentimientos, y creo que obligar a una persona a vivir en depende que condiciones es inhumano.

Defiendo a capa y espada la eutanasia, y lo digo sin esconderme. Una persona debería poder decidir sobre si misma, sobre si quiere seguir viviendo en depende que estado. En los casos en que esa persona no tiene ningún tipo de movilidad la ley debería permitir que una persona se hiciera cargo de ejecutar la decisión que el enfermo haya tomado. Y en los casos en que ese enfermo ya no puede decidir, como en los casos vegetativos, por ejemplo, la familia debería tener la libertad de poder actuar para darle a esa persona que quieren, una muerte digna.

Hay enfermos que luchan hasta el final con todas sus fuerzas, los hay que se resignan a vivir postrados en una cama, pero no ven la muerte como una liberación. Pero si el enfermo decide que no quiere y no puede seguir viviendo así, la ley debería ampararlo, a él y quién decida apoyarlo o incluso ayudarlo.

Para mi, acompañar y ayudar a tu ser querido a ejecutar su última decisión, es un acto de amor.

Aunque no es exactamente lo mismo, cuando mi padre estaba ingresado en paliativos, estaba esperando su muerte, es así de duro. sabíamos que de allí ya no saldría con vida. Su estado físico se había deteriorado hasta el punto de que era un saquito de huesos, sin fuerzas, sin apetito, sin ganas de vivir. El cáncer lo tenía comido por dentro. Su cabeza empezaba a desvariar. Es una espera terriblemente dura. Así que cuando la doctora me llamó a parte y me dijo que iban a empezar a sedarlo, di mi consentimiento sin dudarlo ni un momento. Nosotras lloraríamos su muerte, pero alargar varios días más o alguna semana como mucho, su sufrimiento, y el nuestro de verlo en ese estado, era inhumano. Cuando falleció dos días después, respiré aliviada, porque él ya no sufría.

Y me pongo en el lugar de una madre, una hijo, esposa o amiga, de un enfermo con parálisis, con ELA, con lo que sea… y sabiendo que es ese enfermo no quiere seguir con su vida, y que la ley no nos permite actuar, y debe ser frustrante.

Por eso pienso que, al igual que en algunos países europeos, esta es una ley que se debe cambiar. Que supongo que habrá médicos a favor de la eutanasia, y son ellos los que pueden acompañar a estas familias en este proceso, y facilitarles los medios para llevarla a cabo.

Debemos liberar nuestra mente, y quitarnos de encima tanto prejuicios. En los que, a mi parecer, la iglesia tiene mucho que ver.

“Hay personas que quieren morir, sencillamente, sin hacer daño a nadie. Y un mundo, unas leyes y unas personas no les dejan ni vivir bien ni morir bien. Eso es una tragedia.”

Antonio Aramayona (Enlace a una entrevista que Carles Francino le hizo a Antonio Aramayona antes de que este muriera)

 
 
 

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