La frustración suele ser compañera inseparable de viaje de la maternidad y la crianza, como la culpa.
A mi hay muchos momentos o situaciones que me frustran como madre.
Quizás el que más es cuando no logro controlarme y les pego un grito si no se portan como deben o como yo espero y deseo que lo hagan. El echo es que a veces o en demasiadas ocasiones olvidamos que solo son niños, y como tal, son movidos, ruidosos y no siempre aceptan el que eso o aquello que tanto les divierte a mi no me gusta o mo me parece correcto.
Supongo que el cansancio que llevamos encima, el estrés del día a día, hace difícil el mantener siempre la calma y actuar como adultos que somos.
A veces me dan ganas de patalear como ellas! Porque yo también estoy cansada, también estoy enfadada, también tengo hambre… pero claro, vaya plan no??
Leo sobre disciplina positiva, sobre pedagogía blanca, y me parece todo tan interesante! Aunque hay cosas que las veo a años luz de mí. En serio hay madres/padres que no levantan nunca la voz, que no pierden los nervios, que mantienen siempre esa calma y son capaces siempre de acompañar las rabietas, por ejemplo, de forma pausada? De verdad hay relaciones de madres/padres con sus hijos en que los adultos saben siempre mantener el control?
Debido a este tema en el que os prometo que trabajo todos los días, he asistido a dos talleres de gestión de emociones con Miriam Tirado. Me gusta mucho la frase de todo pasa.
Y es cierto. Procuro siempre tener presente el echo de que una rabieta suele ser el resultado de una necesidad básica no resuelta de nuestros hijos.
Pero no siempre lo consigo. Y eso es fustrante y en ocasiones me hace sentir muy mala madre. Ahí se junta la fustración y la culpa, el pack completo!
Así que intento absorber al máximo lo que leo y escucho sobre este tema, para sacarle provecho y ser cada día un poco más dialogante, un poco más paciente, un poco más empatica con sus emociones. Para saber respetar y acompañar sus explosiones, sus salidas de tono.
Y es que se habla mucho de la maternidad referida a madres de niños de corta edad. Pero, que pasa cuando llegan a la pre adolescencia? Es una época que no siempre es fácil. Y me encuentro con las mismas frustraciones y culpa que con la pequeña. En otro grado y por otros motivos.
En este caso intento llegar a ella, entender sus emociones que van a lo loco como sus hormonas, hacerle entender que yo también he tenido su edad. A veces lo logro. Otras no. Y es en estas donde vuelvo a sentirme mala madre. Cuando me pregunto que estoy haciendo mal.
Así que mi conclusión es que la frustración y la crianza de nuestros hijos van cogidas de la mano. Y que a veces nosotros mismos nos echamos encima más presión de la que podemos soportar. Pienso, que quizás debemos escucharles más, en todos los sentidos. Abrazarles cuando se sientan perdidos. Dejarles que transiten su pataleta, que saquen sus emociones. Que les respetemos por encima de todo. Que aceptemos que ellos son personas autónomas tengan la edad que tengan y tienen ideas propias y debemos respetarlas.
Eso no significa que no impongamos límites, que debemos hacerlo. Pero se puede hacer de muchas maneras. Intentemos gritar menos, yo la primera. Intentemos dialogar más. Dejarles que saquen su propio yo.
Y si hacemos todo esto, entonces, quizás, dejaremos de sentir esa frustración y esa culpa que tanto pesa.
Pos supuesto que el tema de la frustración en la crianza da para muchos post, porque hay muchas situaciones en las que podemos sentirnos así a lo largo de nuestra vida como madres y padres. Solo he querido contribuir a este carnaval de experiencias de Madresfera con mi granito de arena, esperando que si te sientes identificada, puedas liberarte un poco de esa frustración, puedas aprender de tus y mis errores y maternar de manera feliz y consciente.
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